LOS INCONVENIENTES DEL ENCALADO DE LOS ÁRBOLES
Por: Daniel Rivas Torres
Arborista Certificado ISA[1]
El encalado del tronco de los árboles se realiza aún en muchas zonas de la Ciudad de México y Edomex, como una práctica heredada de la fruticultura donde puede ayudar a los árboles recién plantados, injertados o podados para proteger al tronco de las radiaciones solares. También se realiza con el argumento de mejorar la visibilidad de los árboles para los automovilistas, principalmente cuando son de alineación. Otra razón es que con el encalado se protege al árbol del daño por hormigas, plagas y enfermedades. También se dice que es muy “estético” y da la impresión de que los árboles están “bien cuidados”.
Realmente, el encalado es más lo que perjudica que lo que beneficia a los árboles. Lo que puede estar sucediendo actualmente es que la práctica del cuidado de los árboles sigue estando en manos de los jardineros, que realizan con ellos actividades relacionadas más con la agricultura y la forestería que con la arboricultura (aporque, encalado, cajeteo, barrer debajo de la copa, desmoche, construir arriates alrededor del tronco, plantación inadecuada, sobredensidad, son algunos ejemplos). También tiene que ver con la baja capacitación del personal técnico y operativo dedicado al cuidado de las áreas verdes. La arboricultura no figura en su currículum.
Aún no aparecen los arboricultores, arbolistas o arboristas dedicados al cuidado del árbol urbano. La arboricultura es la ciencia y el arte del cuidado de los árboles, arbustos y enredaderas en ambientes urbanos, con más de 100 años de trabajo de investigación. Sin embargo, aún se desconoce en nuestro medio.
Entre los inconvenientes del encalado del tronco de los árboles tenemos:
La pintura o cal que se emplea para el encalado se lava con las lluvias, se disuelve y baja al suelo lixiviándose. Al llegar esta cal al suelo, disuelta en agua, tiene la propiedad de elevar el pH del mismo. El pH es una de las medidas de la capacidad que tiene el suelo de facilitar el intercambio de minerales y hacer que éstos sean absorbidos por las raíces finas de las plantas. Un valor ideal de pH oscila entre 6 y 6.5. Al elevarse el pH, el suelo se hace más alcalino; el hierro por ejemplo, un mineral indispensable para el desarrollo sano del árbol, es retenido químicamente y ya no puede ser tomado por las raíces.
Si el suelo es de por sí alcalino, como sucede en muchas zonas de la ciudad, con el encalado acabamos de empeorar la situación y afectamos más a los árboles y otras plantas. El encalado conduce a que el árbol experimente una enfermedad que se llama “clorosis inducida por cal”, cuyos síntomas son el amarillamiento del follaje y la pérdida de la capacidad para realizar la fotosíntesis, el proceso de elaboración de su propio alimento. En pocas palabras, el encalado hace que el árbol muera de hambre.
Los árboles son seres vivos, son la mejor expresión de la naturaleza dentro de la ciudad; merecen todo nuestro respeto y atención, nos brindan gran cantidad de servicios ambientales. No deben ser pintarrajeados y empleados como señales de tránsito. Existen otros medios para enseñar al automovilista la ruta por donde debe transitar.
Los árboles son una maravilla biológica, llevan más tiempo que nosotros sobre la tierra y están adaptados con una corteza en su tronco y ramas lo suficientemente gruesa y fuerte para mantenerse interiormente frescos y protegidos. No requieren que se les “ayude” con pinturas. Además, los árboles necesitan respirar y por el tronco lo hacen a través de unas aberturas especiales llamadas lenticelas. El encalado los quema y los ahoga taponando estos poros.
Las plagas y las enfermedades tienen muchas vías de dispersión, diferentes a trepar por el tronco. El viento y el agua son sus principales vehículos de propagación. Es un engaño pensar que con el encalado se evita que un árbol se enferme.
Qué más estético que un árbol sano, fuerte y vigoroso, con un tronco que enseñe su corteza intacta, color y aspecto característico. En las grandes ciudades del mundo, con árboles bellos y espectaculares, no se practica el encalado. El encalado es un indicador de baja cultura en el cuidado de los árboles.
Todos los recursos de personal, materiales y herramientas empleados actualmente en el encalado deberían servir para realizar con los árboles las prácticas que realmente necesitan:
aireación del suelo
fertilización
mulching
riego
manejo de la salud del árbol (no aplicación indiscriminada de pesticidas)
poda (no desmoche)
colocación de refuerzos
trasplantes
infraestructuras para su instalación y plantación
diseño y construcción de sistemas de respiración y drenaje
instalación de pararrayos
protección en las construcciones
reducción de la competencia de otras plantas y árboles
diagnóstico profesional para saber qué hacer con el problema del árbol
derribo cuando estén muertos o constituyan un riesgo
Si quienes ahora pretenden cuidarlos entendieran el lenguaje de los árboles, les sentirían decir: ¡no me ayudes compadre!